Ayer terminamos el curso trimestral de ballet para adultos. Hemos visto teoría, estudiado los estilos de las abuelas de la transición – Duncan, Ruth St. Denis, Marta Graham-, hemos estudiado ballet y nos hemos liberado con el oriental, hemos pasado de puntillas por el burlesque y hemos hecho un grupo súper unido.
El amor por la danza no se aplica sólo a los pasos, todo lo que decía la profe, lo hacíamos. La respiración se oía al unísono en la pausa de los brazos en quinta, tal y como estaba coreografiado. Detalle por detalle que se pueden escapar a simple vista, pero que marcan la diferencia.
A lo que sumar esa colección inusual de música, versiones bandas sonoras de películas exquisitas.
Y esas anécdotas, que parecía a veces una clase de risoterapia.
Y el estilo inconfundible de Nourham Nuala, su elegancia y su manera nada correinte
renombrar los pasos. Como decíamos ayer en clase, es raro, pero en ese sentido positivo que te distingue del resto.
Y miles de cosas más que podríamos nombrar.
Atentxs que próximamente más clases de ballet para bailarinas de danza del vientre con Nourham.